Señor gobernador del estado de Jalisco Emilio González Márquez:
Le escribo porque dice que usted no ha recibido queja alguna por escrito (quitando los miles de mensajes que por Twitter se le enviaron, me imagino) acerca de sus comentarios sobre el asco que siente por las relaciones homosexuales. Proactiva como soy decidí entonces escribirle esta carta y pedirle amablemente por escrito que cuanto antes pida una disculpa pública a toda la comunidad lésbico, gay, bisexual y transgénero que es –supuestamente– representada por usted, a nuestras familias y a nuestros amigos.
Usted y yo nunca nos hemos caído bien, el asco es mutuo creo yo, pero los niveles no son los mismos señor licenciado. Es inconcebible que en un acto público y enfundado en su vestidura de gobernador constitucional del estado de Jalisco usted haga declaraciones que más bien corresponden a comentarios que se hacen durante sus lecturas de biblia o en las borracheras que tiene con sus compadres. Si bien me importa muy poco su sentir hacia la comunidad homosexual señor licenciado, al menos exijo que tenga el mínimo grado de sentido común para que se dé cuenta de que este tipo de comentarios jamás deben salir de un funcionario público, mucho menos del gobernador del estado que tiene una de las comunidades gays más activas en todo el país.
¿Conoce usted la derrama económica que le brinda a su estado la comunidad gay, licenciado? ¿Sabe la cantidad de empleos que genera? ¿Sabe las causas que defendemos, más allá de los derechos humanos? Seguro que no, porque usted, señor licenciado, sólo se preocupa por con quiénes nos acostamos.
Entre todas las cosas que considero aberrantes de su gobierno, que seguro pasará a la historia como uno de los peores del estado de Jalisco, es la inquisición que se ha montado junto con el Cardenal Juan Sandoval para replantear las decisiones de gobierno y transformarlas en una cuestión de moral y buenas costumbres cristianas. Con el pretexto de “defender a la familia” usted ha tomado un sinnúmero de decisiones que sólo favorecen a aquellos que a usted le parecen dignos de ser favorecidos. Llámese puente Matute Remus, llámese Vía Exprés, llámese donación al Santuario de los Mártires, llámese recurso de inconstitucionalidad hacia los matrimonios entre personas del mismo sexo: su gobierno se ha caracterizado por buscar el bienestar de muy pocos basándose en una moral que no compartimos todos.
Con esto quiero decirle, señor licenciado, no sólo que nos debe una disculpa a los jaliscienses que usted ha insultado –y que pagamos su salario– sino que espero que entienda de una buena vez la lección y nos ahorre la pena de estar arremetiendo contra usted cada vez que se le ocurre abrir la boca de nuevo. Entiendo que quiera usted, al más puro estilo del ex presidente Vicente Fox, tomar el estandarte de la virgen y ondearlo al viento, proclamando la llegada del fin del mundo y condenándonos a todos a pasar la eternidad en el infierno. Me honra que esté usted tan preocupado por la salvación de mi alma como lo está por mi vida sexual, pero si eso es lo que le interesa más bien hubiera hecho usted al hacerse sacerdote, presbítero o por lo menos monje.
Como veo que a usted la vida contemplativa no le llamó la atención y que decidió irse por el lado de la política, lo exhorto entonces señor licenciado a que deje de intentar comportarse como si hubiera optado por lo primero y se concentre en trabajar en lo que finalmente eligió: ser gobernador de un estado que ante todo se precia de ser laico, multiclasista, multisexual y multirracial.
Espero sus disculpas en días próximos, sea hombrecito.
Karla Preciado Robles
Tapatía por nacimiento, homosexual por vocación, ciudadana por elección
Karla Preciado Twitter @karlapre
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